jueves, 11 de diciembre de 2014

Volver a la Religión

Para los jóvenes es necesario volver a la Religión. Es necesario despojarse de la construcción instrumental y anónima de la religión institucionalizada. Es necesario ahondar en una vivencia íntima y personal de la Religión. Es menester comprender que se puede tener relaciones sexuales de una forma religiosa, de hecho es el acto creativo por excelencia. Si hay Religión, y si relación alguna tiene ésta con lo sagrado, no puede sino expresarse en un acto de creación, en un acto sexual.
Se puede, de igual manera, bailar y ser religioso, comer y hacerlo con el mismo espíritu, dormir, despertar, cagar. Si renunciamos una experiencia a la condición de lo profano, faltamos a Tesalonicenses 5:17 "Orad sin cesar".
Es necesario volver a la Religión. Cultivar un espíritu religioso de apertura y aceptación que contra-diga los prejuicios del mundo. Ser religioso al punto de molestar a los religiosos, a los fariseos contemporáneos, vistan éstos túnicas, den conferencias sobre como cambiar el mundo, ofrezcan panfletos proselitistas de un líder de turno o se paren orgullosamente en algún estrado universitario. Peor aún, ser religioso hasta el punto de contra-decirse a uno mismo, expresión máxima de la hipocresía mundana, pero también única posibilidad de cambio. Contradicción propia, la incoherencia argumentativa que tanto le molesta a la razón occidental. "Negar como nunca nadie ha negado, y a pesar de ello, ser la antítesis de un espíritu negador". Si hay camino a la rebelión, no puede sino ser religioso, íntimo e individual. Desde adentro, desde uno, desde Uno, en contra del mundo.
Es necesario volver a lo religioso. El mundo de la parafernalia, el consumo y las masas manipulan la individualidad para hacerla presa de los gustos estandarizados que funcionan como el motor de un sistema productivo depredador. Así, entre proyectos progresistas que buscan el aumento del PBI de la mano de la estimulación del consumo interno y proyectos liber-bárbaros que ocultan detrás de la pretendida ingenuidad smithiana de la autoregulación del mercado la manipulación de los grandes capitales, el individuo, ese que no se podía dividir, queda partido en su fuero interno tratando de saciar cuanto deseo y/u opinión se le ha insertado en su indefensa psiquis por los poderes del mundo; opositores aparentemente entre sí, pero beneficiarios de la ceguera de lo que demagógicamente, ambos, llaman pueblo.
Esta masificación, en Latinoamérica, en la Europa del Norte que tanto toman como modelo los conservadores o en EE. UU., es pérdida de la propia subjetividad, del propio espíritu de atención a lo que en mí, acontece. Es perdida de la valoración de uno mismo. Por todo esto, es necesario entender la Religión y el espíritu religioso, de una manera distinta de la que venimos realizando. Debemos despojarla del ritualismo semanal y convertirla en un ritualismo eterno. No hay momento para la religión, la religión es el momento, y sólo a través del cultivo de la atención, de la plenitud y de la aceptación, el hombre puede sortear la fragmentación y volver a ser in-dividuo.