No sabes nada! Día a día llevo a cabo combates que no podes intuir. Vas, venís, y te perdes del espectáculo. No me jodas, si no vas a cargar con mi armadura, dejame sólo. Yo puedo luchar desnudo. Siempre lo he hecho. Acompañá a quien quieras hacerlo, este es un camino de dos soledades; no de un nosotros. No conoces aún, el misterio de la soledad. En ella, hay códigos que se deben asumir; caso contrario, uno ya empieza a molestar. Esto no es un juego, es un tiempo de aprendizaje; y para tal, hace falta valor. Conseguí el tuyo, y después encontrame.   

Culpa

Las personas nos afligimos por que creemos que producimos en el Otro algo insatisfactorio. Que cabe en nosotros la responsabilidad de satisfacer al Otro, de compensarlo. Si el Otro no responde como deseamos, se profundiza en nosotros el sentimiento de Culpa y rechazo. Esto es una proyección nuestra, de la misma manera que el Otro la realiza sobre nosotros. Su aflicción y reacción está condicionada por su perspectiva y construcción a priori de su Realidad. Nosotros al identificar esa respuesta, como causa directamente nuestra, nos identificamos también con el complejo psicológico del Otro, y el Otro lo hace con el nuestro. Así, se genera gran parte de la ilusión, y todo se confunde.

Es imperfecta

La poesía es así, imperfecta. Si existiese la perfección en la poesía, sería como reconocer el adalid de los sentimientos, el "deber ser", que muchos anhelaríamos. Sería, en efecto, la intromisión de la razón en los sentidos. La estandarización de las pasiones humanas. Sería la calamidad. El sentimiento nos da oportunidad de aceptación, la última salida del trajín egotista. La poesía, la expresión de la individualidad, y el último resabio del reconocimiento de la experiencia individual, tras el manto de negación racional. Es el "poder ser", o mejor aún, el "ser", tras el "deber" moral. Por eso es imperfecta, por que no se somete a una carga valorativa, no se somete, sólo se expresa.